viernes, 18 de noviembre de 2011

Cocinando.


Nunca me había puesto a cocinar, había tenido suerte, primero que mejor que la deliciosa comida que me hacía mi abuela y después el comedor de 20 pesos que me alimentó durante los últimos 3 años. El desayuno entre semana era algo que solía saltarme, prefería esos minutos más de sueño y solo comía fruta en mi lugar, los fines de semana generalmente salía o comía con alguien. Y en las noches mi papá y yo nos acostumbramos a un menú que consistía generalmente de Sándwiches, sincronizadas, ensaladas, muchos espárragos y aguacate.

Aquí no tengo a mi abuela, difícilmente comes algo por menos de 5 libras, y tengo hambre todo el tiempo. Las primeras semanas, comí en la universidad la mayoría de los días y cuando llegué a prepararme algo no fueron más que quesadillas (con tortillas de harina (que la verdad a mi siempre me han gustado)), sándwiches y ensaladas, me di cuenta que me iba a aburrir muy rápido y que no podía alimentarme a base de pan y tortillas.

Me compré un libro de recetas, fui al super a comprar sartenes y cuchillos (que obviamente no tenía), sal, pimienta, consomé de pollo, albahaca y todas esas cosas que das por hecho que siempre hay en la cocina y que no sabes que necesitas hasta que no intentas cocinar algo.

Se ha vuelto mi nuevo hobbie, toda la preparación, tomarle fotos, y lo mejor de todo comérmelo, a veces en mi cuarto mientras veo House o How I met Your Mother y otras con J, que cada vez que me escucha en la cocina se asoma a ver que estoy preparando.

En fin, les quería compartir mis fotos.

Mis manos huelen a ajo.



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