viernes, 5 de octubre de 2012

México lindo y querido.




Tenía muchas ganas de regresar, disfruté cada minuto de mi año jugando a vivir en Londres, descubrí que es lo que quería hacer (ahora solo necesito hacerlo), conocí lugares increíbles, cafés, tiendas, bares, museos, galerías, personas a las que ya extraño que me acompañaron en todo tipo de aventuras, restaurantes y todo tipo de comida, comida, mucha comida, comí morcilla, pescado crudo, un pudín de chocolate con aceite de oliva, extrañaba las tortillas de maíz y el queso Oaxaca, pero descubrí el curry, los dátiles, la berenjena y el halloumi. Baile, brinqué, fui a conciertos, descubrí mucha música bonita, y al mismo tiempo disfrutaba como adolecente bailando Call me Maybe en el antro de la universidad.   

Pero también me di cuenta que era a México, a mi querido D.F.,  a donde quería regresar, y más ahora que ya sé que es lo que voy a hacer, que tengo un proyecto que me tiene sumamente emocionada. Hace un año el 15 de septiembre renuncié a HSBC para lanzarme a la aventura, a veces me cuenta trabajo darme cuenta de todo lo que pasó en el año, ahora el mismo 15 de septiembre venía en el avión de regreso a México, con un sobrepeso de 100 kilos de equipaje, 5 kilos extras, un diplomado y una maestría, y muchas ganas de estar aquí.

Ya pasaron 3 semanas desde que regresé, a los tres días estaba en una entrevista, y sin darme cuenta bien de cómo pasó a las dos semanas ya estaba trabajando, de nuevo, desarrollando modelos. Pero eso es solo una parte de todos mis planes, mi cabeza se la pasa todo el día dando vueltas pensado que es lo siguiente que voy a hacer. Las semanas se me han pasado rapidísimo, cuando llegué sentí que no me alcanzaban los días para ver a todos los que quería ver, y luego el tiempo para platicar todo lo que quería platicar y que mi cabeza emocionada filtraba torpemente y se atarantaba por la velocidad. Este es el primer día que me quedo sola en mi departamento que tanto extrañaba (en el sillón en el que puedes subir las piernas), y prendo mi computadora y me pongo a escribir. Ahora tengo que reacomodar mi cuarto.

Nos vemos pronto Londres. 

viernes, 17 de agosto de 2012

#HePerdidoLaCabeza


Todo empezó con las fotos de pies. 

Un poco del Verano



Finalmente salieron los sapos, desde que llegué esperaba con miedo el día en que me los empezara a encontrar en el camino, pues aquí llueve todo el tiempo y vivo a lado de un rio y cruzo una especie de pantano todos los días para ir a la universidad.  Así es, le tengo fobia a los sapos y ranas, no me importa que se me atraviese una rata enorme en el camino, o encontrarme una tarántula en la esquina de mi closet…pero no me pregunten como corro si veo aunque sea una ranita. Y ya hubiera querido yo que solo fueran ranas las que hay por aquí, el otro día en la noche después de tomar algo en el bar de la universidad con A y N, veníamos regresando por el camino de siempre pero ahora más obscuro cuando de repente empezaron a salir, en un trayecto de menos de 200 metros, los cuatro sapos más grandes y feos que he visto (sin contar uno que estaba en una pecera en el acuario de chicago), obviamente no me quedé a analizarlos pero mínimo eran del tamaño de mi puño cerrado, mínimo.  Nueva regla: no regresar caminando de noche.

Por otro lado supongo que es por esto del calor, la humedad y el rio, pero ya no puedo dejar abierta la ventana de mi cuarto. Ayer peleé contra un mosco que parecía salido de Jumanji y me tuve que parar en la noche a sacar una palomilla que se había metido y logró mantenerse escondida todo el día.

Todo esto pasa mientras pierdo la noción de los días de la semana, los lunes son exactamente igual que los domingos, pero nada los diferencia de los viernes. Despertar, correr, yoga, desayunar, hacer tesis, a veces cocino, hacer tesis o no hacer tesis y estar preocupada de tener que estar haciendo la tesis, sin hacerla, ver Facebook demás y jugar a tomar fotos, de repente siempre son las 12 de la noche, acostarme, leer un rato y dormir. Y así transcurren los días. Ya me quedan solo dos semanas, me urge terminar antes de que me vuelva loquita.

Mientras tanto en la universidad el torneo de frisbee está con todo, o como ellos le llaman el “Disc Golf European Tournament”. Y eso que durante un año yo creía que eran botes de basura aleatoriamente acomodados en los jardines del campus eran nada más y nada menos que los “hoyos” del campo de “Disc Golf”, todos lo juegan muy concentrados, pero desde el quinto piso de la biblioteca todos se ven como si estuvieran en un picnic, o buscando huevos de oro.  

Pero no todo es tan dramático como suena, la verdad la paso muy bien. También a sido un verano muy divertido con muchas escapadas a Londres, comiendo hamburguesas, cantando (gritando) y bailando (brincando) al ritmo de Blur. K nos ha llevado a mi y a F a comer en los restaurantes más buenísimos de Londres, cada visita es un festín.

En fin, se acabo mi descanso y regreso a trabajar, solo espero que si algún día llaga mi tal “príncipe azul” no llegue disfrazado de sapo, porque si no nunca lo voy a encontrar. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Pensando en números cuando debería hacer mi tesis.



Creemos que entendemos todo sobre los números, nos los aprendemos de memoria, los usamos para contar, para identificar cosas, etc. Pero, ¿qué significan en realidad?, ¿qué quieren decir?

Por ejemplo, si pensamos en algo que puede parecer tan simple como el número 2, que se usa para tantas cosas. Sin embargo, que tienen en común el tomarte una segunda tasa de té a enamorarte de la misma persona por segunda vez. Los números son universales pero al mismo tiempo pueden significar algo completamente diferente.

Y como dijo Daniel Tammat: “There are many kinds of mathematics; they are just a different way of telling stories.” 

viernes, 3 de agosto de 2012

Out of the circle



Aunque lo sigo haciendo en todos los libros que leo, hace mucho que ya no lo compartía, siempre que leo alguna frase que me gusta doblo la página para acordarme después, luego siempre se me olvida y los libros se quedan llenos de hojas dobladas en mi librero, pero por eso me gusta compartirlas, para que no se me olviden. 
Hace poco terminé de leer Just Kids, de Patti Smith. Me lo encontré por casualidad un día esperando a que B terminara de comprar regalos de su viaje y desde que lo empecé a leer me enamoró con su historia. Estas son unas de las hojas que fui doblando. 
But secretly I knew I had been transformed, moved by the revelation that human being create art, that to be an artist was to see what others could not.
It was a real Clark Kent moment.
It was a good day to arrive in New York City. No one expected me. Everything awaited me.
We wanted, it seemed, what we already had, a lover and a friend to create with, side by side. To be loyal, yet be free.
Harry would test me with a question. The answer had to be a silver of knowledge expanding into a lie composed of facts.
“What are you eating?”
“Kidney Beans.”

“Why are you eating them?”
“To piss of Pythagoras.”
“Under the stars?”
“Out of the circle.”


The things I thought would happen didn’t. Things I never anticipated unfolded.
I was scattered and stymied, surrounded by unfinished songs and abandoned poems. I would go as far as I could and hit a wall, my own imagined limitations. And then I met a fellow who gave me his secret and it was pretty simple. When you hit a wall, just kick it in.
We needed time to figure out what all of this meant, how we were going to come to terms and redefine what our love was called. I learned from him that often contradiction is the clearest way to truth.
When I walked on the stages of the world without him I would close my eyes and picture him taking off his leather jacket, entering with me the infinite land of a thousand dances.
So my last image was the first. A sleeping youth cloaked in light, who opened his eyes with a smile of recognition for someone who had never been a stranger. 

jueves, 2 de agosto de 2012

And, where do you go from here?



Después de un (poco más) intenso mes en Londres, finalmente estoy de regreso en el pueblo y con un (poco menos) de un mes para terminar mi tesis. 
Londres me enamoró, aunque era como ir en una montaña rusa todo el tiempo, y pocas veces me daba tiempo de sentarme a ver que es lo que estaba pasando. También se que no hubiera sido lo mismo sin nuestras cenas en el bonito Flat de A y D, jugando a cocinar con M. Nuestras salidas en Soho con E y C, hasta terminar bailando salsa. Dejar que J me explicara todo lo que sabía de Munch y resistirme a no leer el folleto de la exposición.  Descubrir restaurantes ricos con O y M, y todo lo que me acompañaban a hacer. Mis varios intentos de picnic en Hyde Park, finalmente el clima nos dejo tener uno a M y a mi de despedida.
No sé en donde vaya a estar en dos meses, no sé si vaya a tener trabajo, si me regrese a México o me quede en Londres. Pero sigo disfrutando ese mes, los voy a extrañar a todos. 

martes, 29 de mayo de 2012

Y sigo cocinando...


     



Quinoa Veggie Burgers
Esto de cocinar y tomar fotos me está gustando cada vez más. Además de que he descubierto una cantidad de combinaciones de sabores deliciosas que nunca me hubiera imaginado. Como si mi lista de blogs de fotos/comida no fuera ya lo suficientemente grande (y creo que nunca lo va a ser, siempre hay un huequito para otro más), el otro día A (que tiene el mismo vicio que yo) me enseñó uno que ya entró en los favoritos, The Fig Tree.
No soy vegetariana, creo que nunca le podría decir que no a unos tacos al pastor o a un buen corte de carne, pero siempre me han encantado las verduras. Así que como mi primera receta escogí hacer las hamburguesas, además tenía una bolsa de Quinoa (es una semilla muy parecida al amaranto) que había comprado y que no sabía como usar. La receta está bastante fácil y no te toma más de 20 minutos si ya tienes todas las verduras rayadas y picadas (y no te tardas tanto en arreglarlo y tomarle fotos). Y lo que le da el toque deliciosísimo, es acompañarla con un pesto de queso feta y almendras.
Ahí les va, en total les salen como 8 hamburguesas.
Necesitan:
  • ½ taza de quinoa sin cocinar.
  • 1 cucharada de aceite vegetal
  • 1 taza de hongos picados en trozos pequeños.
  • 1 taza de calabaza rallada
  • ¾ taza de zanahoria rallada.
  • 1 chalote picado (es como una cebolla un poco más ‘dulce’)
  • 1 diente de ajo picado
  • 1 huevo batido
  • 2 tazas de panko, que son unas migajas de pan japonesas.
  • Sal y pimienta al gusto.
Y ahora: 
1. Pongan la calabaza y zanahoria ralladas en un colador forrado con papel de cocina para tratar de reducir la humedad. (Voy a confesar que yo por estar tomando las fotos me salté este paso y cuando estaba en el sartén había mucho agua jeje).
2. Mientras tanto, pongan la 1/2 taza de quinoa y 1 taza de agua a hervir. Una vez que hierva, bajen a fuego lento y tápenlo. Cocinen a fuego lento durante 10 a 12 minutos. Retiren del fuego y dejen que la quinoa se asiente 5 minutos.
3. Calienten un sartén non-stick bastante grande (para que les quepa todo) a fuego medio. Agreguen el aceite y luego los champiñones, calabaza, zanahorias, el chalote (o cebolla) y el ajo. Salteen por 5 minutos y agreguen la quinoa. Al final pongan el huevo y sazonen con sal y pimienta.
4. Dejen que la mezcla se enfríe un poco y luego combinen las verduras en un bol con las migas de pan panko. Y calienten el mismo sartén para freír a fuego medio.
5. Y ahora con la mezcla tienen que hacer las hamburguesitas, presionen muy bien para garantizar que se quede todo pegado cuando lo pongan en el sartén. Caben como de cuatro en cuatro, y cocinen hasta que estén doradas de cada lado.
6. Y… ¡ya terminaron! Coloquen las hamburguesas en un pan de integral (o si no quieren puede ser en cualquier pan de hamburguesa). Condiméntenlo con el pesto de queso feta y almendra o lo que se les antoje ponerle.