sábado, 31 de diciembre de 2011

Cosas que pasan si estás vivo.


Empecé enero queriendo escribir, tratando de buscar eso que se moviera dentro de mi y que de pronto me hiciera ver las cosas diferentes. Quería irme, ya no quería estar aquí, soñaba con estar en Londres, el mes se me fue llenando aplicaciones, escribiendo ensayos, persiguiendo a profesores por cartas de recomendación. A finales del mes solo quedaba esperar.

Creo que fue en febrero cuando empezó a cambiar todo, yo cada vez me sentía más despierta. Llegó el correo, me aceptaron, pasara lo que pasara me iba a ir. Tomé mi primera foto con Instagram, que a lo mejor para muchos podrá ser solo una red fresa en la que tomas fotos pero yo descubría a todo un mundo de personas increíbles con las que ahora comparto lo que veo todos los días. Siempre me ha gustado tomar fotos de mis pies, y descubrí que no soy la única loquita. Después de dos años de vivir en mi departamento en Amores, un día por equivocarnos de piso en el elevador me encontré a A, éramos vecinos y nunca nos habíamos encontrado, a partir de entonces junto con S han sido una gran compañía en mis aventuras. Terminé el mes en Madrid, pasando una de las vacaciones mas ricas que he tenido.

Marzo termina con mi cumpleaños y con una carne asada en mi casa con la que desquité todos mis cumpleaños fallidos. Llena de amigos de todos lados, no saben lo feliz que fui. Gracias por haber estado ahí. Finalmente compré mis sillas Acapulco, compañeras de vario desayunos y tardes de sake. Conocí a P y reconocí a S y J, las mejores compañeras para brincar al ritmo de los Chemical Brothers y Ariel Pink.

El 2011 seguía poniéndose mejor, y en abril finalmente fui a Coachella con C y sus amigos que terminaron siendo mis amigos. Teníamos al chef, al chofer, a la guía, al que llevaba el mezcal y a los que nada más bailábamos. Después el viaje a la Sierra gorda, el madrugar para ver a unas cuantas guacamayas.

Y así pasaron Mayo, Junio y Julio me dediqué a disfrutar el DF, ir a conciertos con amigos, los martes en el Felix como si fuera viernes, visitar los museos, correr, ir a yoga, leer en mi balcón (que se convirtió en mi lugar favorito después de la adquisición de las sillas Acapulco), tomar fotos empezó a divertirme cada vez más. (A todo esto seguía trabajando, pero el trabajo pasó a ser un segundo plano, yo solo contaba los días para irme ya había estado ahí lo suficiente).

A finales de Julio lo que parecía una simple ida por un té, café, cerveza o mezcal se convirtió en una combinación de todos los anteriores y fueron un par de meses muy ricos y divertidos. Y fue ahí cuando dejé de contar el tiempo que faltaba para irme, estaba bien aquí, aunque no dejaba de emocionarme la idea de todo lo nuevo que me esperaba, en UK y con la maestría.

Llegó el tan esperado ( y luego no tan esperado) octubre, mi despedida, muchos amigos viejos y nuevos, de todos lados, por momentos sentía que no quería irme, pero al final me subí en el avión con una sonrisota. Lo que pasó después creo que ya he escrito un poco más a detalle en los últimos meses así que por lo pronto aquí me quedo, voy a dormir un rato antes de que se termine el año.

No sé si lo logre transmitir en lo que escribo, pero el 2011 fue un año especialmente especial para mi, lo disfrute enormemente. Hice muchos nuevos amigos y me reencontré con otros. Compartí viajes, paseos, comidas, cenas, fotos, y pies. Encontré la forma de cómo hacer mis matemáticas y finanzas más divertidas. Estoy estudiando mi maestría y tengo a Londres a 45 minutos. Gracias a todos los que me han acompañado.

Finalmente no abrí Infinite Jest de David Foster Wallace, pero supongo que ese lo tendré que dejar para cuando deje de moverme, para cuando ya sepa en donde me voy a quedar, porque ese no es un libro de bolsillo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

The Corrections

“And when the event, the big change in your life, is simply an insight- isn’t that a strange thing? That absolutely nothing changes except that you see things differently and you are less fearful and less anxious and generally stronger as a result: isn’t it amazing that a completely invisible thing in your head can feel realer than everything you’ve experienced before? You see things more clearly and you know that you’re seeing them more clearly.”

La cita me la encontré en una de las últimas páginas del libro y me llamó la atención porque describe perfectamente lo que me pasó este año, no estoy segura de cómo ni cuándo fue pero en algún momento algo en mi cabeza hizo click, empecé a ver las cosas diferente y tuve uno de mis mejores años. Pero eso se los platico después (espero que me de tiempo de escribir algo mañana) porque definitivamente este año amerita su recuento de los daños, uno por uno.

A veces parece que los libros se van acomodando en tu vida combinando perfectamente con lo que te va pasando. Empecé a leer The Corrections porque quería leer Freedom, el último libro de Jonathan Franzen del que tanto me había hablado A, pero me dijo que como seguramente me iba a gustar mucho, entonces que mejor primero leyera The Corrections, que si lo leía después ya no me iba a parecer tan maravilloso, que era un libro bastante corto y que lo leía rapidísimo. Cual fue mi sorpresa cuando llegué a comprar el libro que era nada más y nada menos que una novela de 640 páginas, pero en algo A tenía razón la leí muy rápido (o al menos para mis estándares y la cantidad de trabajo que tenía en la escuela), tres semanas fueron suficientes para que fuera capaz de cambiar una ida de compras o una cerveza por quedarme leyendo y ver que pasaba en la deprimente y enredada vida de Los Lambert.

Una familia de clase media americana, que Franzen te va presentando poco a poco entre los capítulos que van y vienen en el tiempo tratando de encontrar el punto clave que no los llevó al éxito. El papá en sus setentas, un investigador que misteriosamente renuncia a su trabajo cuando iban a subirle el sueldo, lo que haría toda la diferencia (económicamente hablando) ahora que está jubilado, con principios de Parkinson y Demencia. La mamá que quiere aparentar que todo está bien, que cree que todo se va a resolver si logra hacer que toda la familia pase la navidad por última vez en la casa en donde todos crecieron en un suburbio perdido en Estados Unidos (curiosamente el libro lo terminé de leer el 25 de diciembre (por eso lo del acomodo)). Gary el hijo mayor aparentemente con la vida ideal, con una esposa guapa y tres hijos, trabaja en un banco, es bueno con los números (siempre lo fue), pero vive con pavor a tener depresión, no puede dormir pero no dice nada porque es un síntoma de depresión. Chip el de en medio, es escritor, pero su primer guión termina siendo usado como papel reciclado para que la hija de su jefa dibuje, no tiene suerte en el amor. Y finalmente Denise, la hija más chica, una chef exitosa pero con una extraña fijación por los hombres casados.

Logra describir perfectamente todos esos estereotipos de los “típicos” americanos, pero también logra hacer que te identifiques con al menos alguna de las situaciones que viven. Me divirtió mucho, ya quiero empezar el otro. Mientras tanto yo me decidía a venir a pasar navidad a México ya que finalmente se habían logrado en poner de acuerdo todos los primos. Regresé, logré subir 5 kilos en 3 meses, y sé perfectamente de donde salió cada uno de ellos, esos ataques de comer galletas, ese chocolate diario, todo ese pan con mantequilla en la sopa y finalmente todas esas cervezas.

Retomando la costumbre, aquí les dejo lo que me encontré en las hojas que fui doblando.

He’d lately developed a knack for making his printing calculator spit columns of meaningless eight- digit figures.

He was in the mode now of avoiding anything that might make him experience an emotion.

But Jürgen Habermas didn’t have Julia’s long, cool, pear-tree limbs, Theodor Adorno didn’t have Julia’s grapy Shell of lecherous pliability, Fred Jameson didn’t have Julia’s artful tongue.


“I guess there is no accounting for tastes,” she said.

“That’s true,” Denis said. “Although some tastes are better than others.”

“We can drink tonight, sleep tomorrow”.

…Caroline (who was expecting both buyer’s remorse and gift givers anxiety) …

“Well, now, Dad,” Gary said in the low, slow voice he reserved for situations in which he was very angry and very certain he was right. “You can’t do that.”


“This always happens! I wait and wait, and then it gets too late."

What this stagnating economy needs, is a massive infusion of Bombay Sapphire gin.

Just because you don’t intend. It doesn’t mean it won’t happen.

And meanwhile the sad truth was that not everyone could be extraordinary, not everyone could be extremely cool; because whom would this leave to be ordinary? Who would perform the thankless work of being comparatively uncool?

Finch laughed like an executive with an eighty-hour workweek.

Impossibility is attractive. You know, the safety of dead-ended things.

Schopenhauer: No little part of the torment of existence is that Time is continually pressing upon us, never letting us catch our breath but always coming after us, like a taskmaster with a whip.

Enid had chosen to believe the promise of his looks. Life then became a matter of waiting for his personality to change.

…she laughed until she got the hiccups.

I’m too young to be so old.

Tragedy rewritten as a farce. All of a sudden he understood why nobody, including himself, had ever liked his screenplay: he’d written a thriller where he should have written a farce.

A brain could absorb only so many impressions before it lost its ability to decode them, to put them in coherent shape and order.

domingo, 4 de diciembre de 2011

“Beautiful Inside My Head Forever.”


Do you want to have a career in the Art World?

Ese era el título del correo que me llegó con eventos que quizá podrían interesarme según el “Careers Center” de la Universidad. Reservé mi lugar, lo anoté en mi agenda y fui. Tenía que ir porque era el tercer evento que reservaba y ya había faltado a los otros dos (los dos eran para hacer carrera en el Banco de Inglaterra).

Pocas veces sientes que ese tipo de pláticas valen la pena, muchas veces no es lo que esperabas. Yo fui sin saber a lo que iba, era la única que estaba ahí que no era estudiante de historia del arte, curaduría o algo por el estilo, y sin embargo conforme fue avanzando la plática se me olvidó que había otros 30 en la sala y sentí que la plática estaba dirigida exclusivamente para mi. Por fin encontré como usar mis queridas matemáticas en algo un poco más divertido que con tarjetas de crédito, encontré la forma de juntar dos de las cosas que más me gustan.

La verdad, a veces estaba un poco arrepentida de haberme venido a estudiar aquí la maestría en Matemáticas financieras, sentía que si no había tenido el valor de cambiarme a estudiar más aventurero, y que si no lo había hecho ahora ya no lo iba a hacer nunca. Me sentía un poco perdida (o más bien desmotivada), sabía que lo más fácil era regresar y aplicar a un trabajo similar al que tenía, regresar a algún banco y pasar ahí mis días ganando dinero.

En fin, estoy muy emocionada y lo escribo todo desordenado y creo que sigo sin explicar nada. Ya tengo un proyecto, ya se lo que quiero hacer, venía caminando de regreso sonriendo y con ganas de gritar y llorar de emoción, siento que desperté, y que ya se hacía donde quiero camiar o al menos por donde empezar a buscar (por más cursi que suene, lo siento).

Sabían que el mercado del arte es un mercado emergente tanto como el de las acciones, y todavía no hay métodos para valuarlos, yo se que medir una obra de arte puede ser muy subjetivo, pero no menos que tratar de ponerle un precio a las acciones, el oro, los bonos, o el jitomate. Sabían que en 2008 justo el mismo día el que Lehman Brothers anunció que estaba en bancarrota y empezó la crisis, Damien Hirst rompió un record con una subasta que organizo Sotheby’s de sus obras. Sabían también que hay algunos bancos (ahora descubro que HSBC lo tiene) que ofrecen servicios como de Investement Banking pero en lugar de asesoría sobre el mercado de opciones lo hacen sobre arte, o que el arte contemporáneo es el indicador que se usa para tratar de predecir el valor del mercado del arte por que es el más volátil.


Ya tengo tema de tesis. Ya sé donde quiero buscar trabajo.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El síndrome de Las Vegas

Así fue como N bautizó el síndrome bajo el cual vivimos varios (si no es que casi todos) aquí, cuando el otro día, mientras comíamos una rica sopa de cebolla que A cocinó para nosotras, nos dimos cuenta de que todas nos sentíamos igual. ¿A qué me refiero?

Aquí el ritmo de vida es muy diferente, la semana no está marcada de forma tan clara, la división entre semana y fin de semana casi no se nota . La mayoría no tienen muchas clases, las más temprano empiezan a las 9, y casi todos tienen al menos un día de la semana libre, si no es que más. Por otro lado obscurece desde las 4 de la tarde, y por más que trates de convencer a tu mente que las apariencias engañan, que todavía no es de noche, es imposible, aquí la noche es larga, muy larga. Lo más normal es que estés a las 2 de la mañana en la cocina preparándote un té, escuchas a tu vecino hablar por skype, escribes un mensaje en facebook (a alguien de aquí ( en México es normal que estén despiertos, todavía es temprano)) y te contestan inmediatamente, están despiertos, están haciendo lo mismo que tú, aquí todo cierra temprano y todo mundo se va a vivir a sus computadoras. Da lo mismo si son las nueve de la noche o las 3 de la mañana.

En las mañanas se duerme, suena la alarma a las 11 de la mañana y todos siguen en pijama. Hoy tuve clase de 9 a 11, luego fui a correr, regresé me bañé y estaba empezando a prepara mi comida (por ahí de las 2 de la tarde) y sale de su cuarto P (el hindú que no logra localizar México en un mapa) como si se acabara de caer de la cama, se había dormido a las 6 am perdiendo el tiempo, se acababa de despertar. Te despiertas a las 2 y te quedan dos horas de luz, empiezas a vivir de noche. Why is everybody always in their pijamas? me pregunta J, quien se sigue poniendo camisa todos los días, abotonada hasta el cuello. O el vecino del cuarto de arriba de A que tiene la costumbre de aspirar todos los días a la 1 de la mañana, A siempre está despierta y no le molesta, solo le causa mucha curiosidad, pero el domingo que se le ocurrió aspirar a las 10 de la mañana lo quería matar, “Esas no son horas de aspirar”.

Es difícil tratar de no caer en el ciclo, yo hago todo lo que puedo por despertarme "temprano", cuando platico es cuando me doy cuenta de que si hago muchas cosas, pero siempre quiero tiempo para hacer más. Me gustan los domingos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Where are you from?


Dos meses después todo se vuelve más familiar. Ya conoces los trucos de las lavadoras, como dejan de funcionar si le escoges el ciclo “Delicates” y la mejor opción es usar “Bright Colors”. ¿Por qué todos están siempre en pijama? Me pregunta J después de que un día entre semana suena la alarma a las 10 de la mañana y todos salen como si se hubieran caído de la cama. También aprendes a comprar en el super, no se va a mover ni tienes que comprar como si estuvieras guardando tu reserva para tu guarida en el fin del mundo. Como esos 10 minutos caminando tranquilamente de ida se hacen eternos cuando vas de regreso cargando más comida de la que tus brazos pueden aguantar, se te rompe una bolsa, tomas un descanso, te da un ataque de comer galletas a media calle, tomas aire y vuelves a cargar todas tus bolsas, no por mucho, a partir de entonces los descansos empiezan a ser cada 5 pasos. Prometes no volverlo a hacer, pero cuando estás en el super muerta de hambre eso pasa a ser historia. Además tienen unas fresas sospechosamente perfectas.

También empiezas a conocer mejor a tus nuevos compañeros de todo, ya que aquí no solo tomas clases con ellos si no que también, son tus vecinos, compañeros de cocina y pues todos vivimos en este pequeño pueblo en Inglaterra. Las primeras semanas todo era como sacado de una película, todos somos nuevos. Las preguntas básicas eran, ¿Cómo te llamas? (A lo que estoy segura que en el 90% de los casos ninguno de los dos entendía algo), ¿De dónde eres? Y por último ¿Qué estudias?, a partir de ahí ya era un logro si habías encontrado algo en común y lograbas seguir con la conversación. Todos, buscan “hacer amigos”, das tu teléfono como si fueran enchiladas. Dos meses después te das cuenta que no has vuelto a ver a casi nadie de los que salen en tu foto que tomaste la primer semana.

Indios, griegos y chinos (muchos chinos) son la mayoría de los estudiantes de maestría, todos tienen a al menos uno como compañero de Flat. La limpieza de la cocina es inversamente proporcional al número de chinos que viven. Me cuesta un poco de trabajo porque son tres culturas que al menos yo relacionaba (o relaciono, no sé) con personas muy inteligentes. Para mi es inevitables no pensar en Grecia y no pensar en sabiduría, o en la India y en matemáticos desarrolladores de modelos, o en china millones (de millones) de chinos estudiando. Pero al menos de los que he conocido algunos parecen sacados de otro planeta. El idioma (sobre todo para los chinos) es un gran obstáculo, pero no solo eso parece que no conocieran nada más que no sea China, algunos con trabajos saben que están en Inglaterra, se identifican y siempre andan en grupos, a las niñas es gusta caminar abrazadas, en clases todos tienen iPad y no hacen más que estar jugando. Mi compañero de maestría que es de Grecia, nunca había escuchado hablar de Excel (tampoco de los Pop-tarts). P, mi flatmate Hindú me preguntó que si México quedaba cerca de Macedonia (a lo mejor si los ordenas alfabéticamente no están tan lejos), o que si Paris estaba en Europa o en Inglaterra. En fin esas son solo algunas de las primeras impresiones a lo mejor tengo que seguir conociéndolos.

Fue una buena semana, tuve tres exámenes y que entregar una tarea, sobreviví y creo que no estuvo tan grave. Ayer fui con A por una cerveza al pueblo, terminamos en un Pub que se llama “The Bull”, tocaba un grupo de rock en vivo, no tenían menos de 70 años. Por fin encontramos un lugar que cerrara después de la 1 am.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cocinando.


Nunca me había puesto a cocinar, había tenido suerte, primero que mejor que la deliciosa comida que me hacía mi abuela y después el comedor de 20 pesos que me alimentó durante los últimos 3 años. El desayuno entre semana era algo que solía saltarme, prefería esos minutos más de sueño y solo comía fruta en mi lugar, los fines de semana generalmente salía o comía con alguien. Y en las noches mi papá y yo nos acostumbramos a un menú que consistía generalmente de Sándwiches, sincronizadas, ensaladas, muchos espárragos y aguacate.

Aquí no tengo a mi abuela, difícilmente comes algo por menos de 5 libras, y tengo hambre todo el tiempo. Las primeras semanas, comí en la universidad la mayoría de los días y cuando llegué a prepararme algo no fueron más que quesadillas (con tortillas de harina (que la verdad a mi siempre me han gustado)), sándwiches y ensaladas, me di cuenta que me iba a aburrir muy rápido y que no podía alimentarme a base de pan y tortillas.

Me compré un libro de recetas, fui al super a comprar sartenes y cuchillos (que obviamente no tenía), sal, pimienta, consomé de pollo, albahaca y todas esas cosas que das por hecho que siempre hay en la cocina y que no sabes que necesitas hasta que no intentas cocinar algo.

Se ha vuelto mi nuevo hobbie, toda la preparación, tomarle fotos, y lo mejor de todo comérmelo, a veces en mi cuarto mientras veo House o How I met Your Mother y otras con J, que cada vez que me escucha en la cocina se asoma a ver que estoy preparando.

En fin, les quería compartir mis fotos.

Mis manos huelen a ajo.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

A day in the life. (Martes 8 de Noviembre)

Los martes no tengo clases.

El despertador sonó a las 7:30 pero no fue hasta las 8:15 que logré pararme de la cama. Después de dudarlo por un par de minutos, me puse los tennis y me salí a correr. No estaba lloviendo, escusa que me funcionó muy bien el domingo. Corrí escuchando Foster the People, escuché con atención la letra de esa canción que tanto me gusta, Helena Beat, en realidad es medio triste. Me bañé, desayuné mi cereal de cada día y me fui a la parada del camión. Llegué al cine a ver The Tree of Life, era la única vez que la iban a pasar en mi pueblo. La gente se salía del cine, mientras yo lloraba y lloraba. Sigo digiriendo la película, me gustó, me transportó a cuando era niña. Regresar, comer, ir a mi trabajo de C.S.I., salir corriendo ir a ver The Illusionist (la pasaban en la escuela, era gratis y desde hace tiempo tenía ganas de verla). Me encuentro con A, cocinamos Noodles en su cocina, no calculamos bien era muy poco, pero no importa nos llenamos con helado de Ben & Jerry’s. Caminamos al super, compramos una botella de vino barata y una no tan barata. Llegamos a la fiesta de los que están en la maestría en algo de Derecho Internacional y Derechos Humanos (Amor y paz). Teníamos que quitarnos los zapatos, escena que me recordó inmediatamente a un episodio de Sex and The City en el que Carrie va a una fiesta en la que le hacen quitarse sus zapatos y cuando se quería ir alguien se los había llevado, en fin aquí no es Nueva York y mis zapatos no eran Manolo Blahnik. Ya extrañaba una fiesta casera. Hoy logré pararme a mi clase de 9:00am.

http://grooveshark.com/s/Helena+Beat/4g8IRE?src=5

domingo, 6 de noviembre de 2011

Noise travels easy



O al menos eso dicen los letreros que están en todos lados para llegar a mi flat. Me llama la atención el uso de la palabra travels , lo primero que me viene a la cabeza son notas musicales volando a toda velocidad de un lado a otro sin la necesidad de subirse a un avión. Para nosotros no es tan fácil, voy a ir a México en navidad, no estaba en mis planes originalmente y me tiene muy contenta. Después de un poco más de media hora que llevo peleándome con Expedia para tratar de comprar mi boleto (ninguna ganga por cierto) en donde lo único que me sale es un aviso que dice: “Simply wait a moment or two then resubmit your booking request”, un momento o dos, ¿cuánto tiempo es eso? Porque seguro es más de media hora. Me cansé, me acorde de que yo no viajo tan fácil como el ruido y decidí ponerme a escribir esto y comprar el boleto mañana, o lo antes posible porque nunca he entendido como funcionan los precios de los boletos de los aviones pero algo seguro es que el precio aumenta exponencialmente conforme se acerca la fecha del viaje, en fin.

Ya pasó otra semana, parece que poco a poco el tiempo empieza a agarrar un buen ritmo. Ya aprendí a vivir al ritmo de mi pueblo, hoy me salí a pasear muy temprano, vi muchas tiendas y no compré nada, después estaba buscando un lugar lindo en el que pudiera poner a leer y a hacer mi tarea (¡Ay como me encanta esto de la escuela! Ja), primero busqué los lugares típicos del pueblo y resulta que estaban cerrados, terminé en un Starbucks, pedí un Grande Caramel Machiatto me senté en un sillón y estuve ahí tres horas, justo lo que necesitaba. Lo único es que últimamente, y sobre todo en los domingos, tengo la sensación de que vivo en el futuro. Cuando estoy en mi domingo en la tarde (que ahora obscurece alrededor de las 4:00 y además todo empieza a cerrar), el de ustedes apenas comienza, salir a correr, ir a comidas, la posibilidad de ir a pasear a cualquier lado, etc., y siento un poco de envidia.

Esta semana por fin terminé de leer a David Foster Wallace y su intento (bastante bueno) por tratar de explicar en un lenguaje común la historia y el concepto del infinito, para concluir que es algo prácticamente incomprensible y que es lo que sigue parando a muchos matemáticos de la cama, a mi no estoy segura si eso sea lo que me para de la cama pero al menos ahora es lo primero que veo cuando me paro, a ver a donde llego.

Entre otras cosas no estoy segura de cómo fue pero terminé teniendo un trabajo, ahora resulta que soy asistente de investigación de una profesora, y estamos trabajando en un proyecto (Top Secret) en el que utilizando la teoría de redes neuronales y buscando puntos de estabilidad en contagio de poblaciones, tratamos de encontrar la distribución óptima de capital que debe de tener un banco con respecto a los demás para que sí uno se “muere” no se lleve a todos de corbata...¡Me encanta! Yo me siento como en una especie de C.S.I o Dr. House pero con números. A ver que tal me va.

Acabo de cocinar el mejor rissoto con brócoli al limón que he probado, supongo que la comida te empieza a saber más rica cuando tú la cocinas, quien me viera.


El otro día me descubrí contando en inglés, me di cuenta cuando iba en twelve.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Lights out, Words gone.



Termina, play, temina, play, termina, play...

domingo, 30 de octubre de 2011

Esta semana

Empecé corriendo, me cansé menos que la semana pasada y el camino cada vez se me hace más familiar, sigo teniendo cuidado en las curvas peligrosas, poco a poco me acostumbro a correr pegada al lado izquierdo.

Me compré un libro de recetas de cocina, hice noodles de hongos y un rissoto de calabaza con queso gorgonzola, no se me quemó el arroz y logre partir la calabaza con mi cuchillo de una libra, así que para mi fue todo un éxito.

Fui a la audición de las clases de Jazz para ver si quedaba en el squad de competencias, no lo logré me perdí entre piruetas y Jazz hands, me divertí, voy a seguir bailando al ritmo de Rihana y Katy Perry de cualquier forma.

Me saqué un diez. Ecuaciones diferenciales ordinarias.

Fui a mi primera clase de yoga aquí, no se compara con la que tomaba en el centro budista, hicimos un saludo al sol.

Viaje en tren a un pueblo en la costa de Inglaterra, Southend on the sea, fui a Chinnery’s vi a los Horrors, los vi muy de cerca, los vi con sus papás y sus amigos. Salimos corriendo para no perder el último tren que nos sacaba de ese pueblo, fue más largo el camino que el tiempo que los vimos tocar, valió la pena cada minuto invertido.

Exploré el pueblo, hay lugares muy lindos, solo tengo que cambiar mi horario, tengo que tomar té antes de las 5 de la tarde, si quiero cenar tiene que ser antes de las 9, tomar algo antes de las 12, y debo de encontrar algún lugar en el que pueda bailar.

Me gusta.

domingo, 23 de octubre de 2011

A mi me gusta andar de pelo suelto.

Aunque sea obvio, esta entrada está especialmente dedicada con mucho cariño a mi papá.

Desde que era niña me acuerdo que me llamaba la atención que mi papá siempre se secara el pelo después de bañar, yo no lo hacía porque me daba flojera y siempre me hacía la cola de caballo con el pelo empapado. Para mi secarse el pelo con una secadora era equivalente a algo que solo se hacía en alguna ocasión especial, como cuando me cortaban el pelo o me iba a una fiesta. El escuchar la secadora de pelo de mi papá (puntualmente) todas las mañanas, se volvió parte clave de mis días, a veces solo para saber que ya estaba despierto, otras para saber que me quedaban 5 minutos más en la cama y una que otra vez me salvó de no llegar tarde al trabajo.

Cuando mi papá tenía mi edad (más o menos) se vino unos meses a Londres a estudiar, creo a lo mejor una de las razones por las que yo tenía tantas ganas de venirme a estudiar/vivir/trabajar o lo que fuera acá, era por todas las anécdotas y cosas que nos contaba. Los lugares que visitaba, la música, el clima (y el mal clima), el llegar con todo tu equipaje y tener que cargarlo dos cuadras, las costumbre de los ingles con los que convivía, etc. Creo que fue cuando llegó a Londres, que la señora que le rentaba el cuarto le dio una secadora de pelo, para que no saliera con el pelo mojado al frío. Pues las costumbres siguen siendo las mismas, uno de mis compañeros de Flat, es un típico Londinense, tiene el pelo muy corto pero lo primero que vi cuando me asomé a su escritorio es que tenía una secadora de pelo que acababa de usar.

Desde hace un mas o menos dos años, mi look es andar de pelo suelto, tengo suerte porque soy extremadamente lacia, así que puedo salir en las mañanas con el pelo empapado y conforme va pasando el día después de un par de horas está completamente seco y lacio, sin tener que hacer nada. A pesar de que aquí empezaba a hacer un poco más de frío, yo seguía saliendo con mi pelo mojado como si nada, prefería esos 5 minutos más en la cama o el poder desayunar mi cereal en mi cuarto antes de irme. La semana pasada, uno de mis compañeros de clase no se decidía si iba ir al gimnasio después, porque se quería bañar, pero quería saber si había secadora de pelo, no puede evitar sorprenderme y reírme un poco, ya que tiene el pelo con un corte casi estilo militar que si acaso llega al medio centímetro de largo pero en fin. Ahí fue cuando me dí cuenta que era indispensable el uso de la secadora si no quería acabar aquí con pulmonía.

Ahora yo también me seco el pelo.



Te quiero Pa.

martes, 18 de octubre de 2011

Sobre ceder el paso.

¿Cuáles son las reglas de tránsito en un camino de escaso un metro de ancho, utilizado por corredores y ciclistas en ambos sentidos? Como saben, a diferencia de la mayoría, en Inglaterra manejan del lado contrario, el volante está del lado derecho y en las calles normalmente hay señalamientos para ayudar a los despistados del resto del mundo con un “Look Right” o “Look Left”. Nunca me lo había preguntado hasta ahora, si esas reglas de tránsito aplicaban solo para los coches o si ahora también me tenía que volver zurda para caminar.

Atrás de las residencias en donde vivo, hay un camino que veo desde mi ventana, en el que siempre hay gente andando en bici, caminando o corriendo. El camino te lleva a Wivenhoe (un pueblo cerca de mi pueblo), es una vereda de a lo mucho un metro de ancho y la ida y vuelta son como 6 kilómetros. Solo he corrido dos veces, la semana pasada fue cuando decidí experimentar, me di cuenta que no sabía hacia que lado hacerme, sentía que estorbaba o que iba en el lado equivocado, igual cuando me encontraba a alguien que venía de frente, mis reflejos me movían hacia la derecha pero al parecer el de ellos a la izquierda. Aunque a todo esto hay que agregarle el factor, de que yo no soy la única intrusa que viene de afuera de la isla, si no que las residencias están llenas de estudiantes de todos los países , así que antes de saber hacia donde brincar, primero debes de identificar la nacionalidad de tu contrincante. Algo parecido a la vida como diría G. En fin ayer casi choco con un ciclista en una curva peligrosa llena de árboles, nadie salió herido.

Hoy regresé al gimnasio, mis brazos no soportan más de 10 libras.

jueves, 6 de octubre de 2011

Ch ch changes

No todos los japoneses conocen a Murakami, ni todos los ingleses son Indie , son de las cosas que me he dado cuenta esta semana. He conocido a personas de todos lados, una inglesa fanática de los cristales, un turco con un inglés perfecto y que parece sacado de salvados por la campana, una noruega que cambia de personalidad con una gota de vodka, un londinense que cree que le cae mal a todo mundo y que todo el tiempo está “home sick” (y yo que siento que estoy más cerca de Londres que nunca), esos son algunos de mis nuevos amigos, ninguno de ellos estudia conmigo nos hemos ido conociendo como en una Cadena de Markov de caminata aleatoria.

Te empieza a caer el veinte del cambio en el que estás con pequeños detalles, como cuando estás comprando los platos en los que vas a comer, primero piensas en los más baratos, hasta desechables si es posible, pero luego te das cuenta que son los platos en los que vas a estar comiendo un año, no quieres unos platos cualquiera, no es algo tan provisional. Para decorar mi cuarto por fin tengo ese póster de David Bowie que siempre había querido (espero poderle hacer un lugar en mi maleta de regreso), y ahora lo veo todos los días.

Mañana empiezo clases, después de casi cuatro años de no estar en un salón, estoy emocionada, ya tengo plumas de todos colores. También extraño un poco (después de solo 3 semanas de ocio) el tener una rutina, que mis pendientes no tengan nada que ver con sacar/cancelar cuentas de banco y teléfonos celulares. Ya estoy inscrita al gimnasio, mañana voy a clases de Piloga (sí es lo que imaginan, una mezcla entre Pilates y Yoga) y también es mi primera clase de Jazz.

Tengo una nueva compañera de cuarto, una enredadera para hacerme compañía, se llama Midori ( lo acabo de inventar mientras escribo pero le queda perfecto porque obviamente es verde).

Entro a mi cuarto y huele rico, hoy lave mi ropa.

Ambulante

Después de meses de estar esperando, y luego de semanas de querer tratar de detener un poco el tiempo finalmente estoy aquí. Empieza a caerme el veinte de que voy a estar un año aquí, aunque me cuesta trabajo saber en donde estoy y que voy a hacer aquí. Esta semana he estado viviendo entre los dos horarios en las noches no puedo dormir y en las mañanas no puedo levantarme, tengo que acomodarlo.

Es cierto que el tiempo a veces transcurre de manera irregular, esta semana ha sido más larga de lo normal, sobre todo los días, creo que es porque estoy viviendo días de 24 horas, en donde todo es nuevo hago mucho y no hago nada a la vez, aún no tengo ninguna rutina y tengo muchos pendientes. De pronto me di cuenta de que estaba atrapada en una especie de paradoja del estilo el huevo y la gallina. Quería inscribirme al gimnasio, comprar el pase anual de los camiones, sacar mi teléfono, abrir una cuenta de banco y registrarme. No puedes tener celular si no tienes una cuenta de banco, para sacar la cuenta de banco te piden tener un celular, no puedes comprar el pase de camiones con descuento hasta que no tengas tu credencial de estudiantes, no te dan tu credencial hasta que no te registras, no puedes inscribirte al gimnasio hasta que no estés registrado y no puedes registrarte antes de la fecha que te asignan según tu nacionalidad y departamento, lo cual es exactamente en 30 minutos. Finalmente se va a empezar a desenredar el nudo. Ya encontré clases de Yoga.


No hace frío, hay mucho viento, es la primera vez que siento la necesidad de ponerme crema en las manos.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Al inifinito y más allá.


Hace poco empecé a pensar un poco más sobre el infinito, en las clases de cálculo y análisis matemático era un concepto recurrente pero en ese momento no lo analicé tanto, lo di por hecho. Infinito era simplemente algo equivalente a una mezcla entre “muchísimo” y “sin fin”. Fue F el que me volvió a meter la idea en la cabeza (así como en inception), y entonces lo empecé a analizar más concienzudamente y poco a poco me he ido metiendo en el loop.

Antes que nada, ¿qué es infinito?, un conjunto se considera infinito si un subconjunto del mismo es del mismo tamaño que el conjunto completo. Por ejemplo, el conjunto de los números naturales, 1, 2, 3, …, n y ahora tomemos como subconjunto a todos los números pares 2,4, 6, …2n. A pesar de que lo primero que se te viene a la mente es el pensar que el segundo es exactamente la mitad del primero, se puede demostrar que son justo del mismo tamaño, hasta infinito. O el hecho de pensar que entre el 0 y 1 hay tantos números como en toda la recta de los reales.

Un sábado después de la Lonja Mercantil, caminaba de regreso a mi coche y me moría de ganas de ir al baño (me había tomado una cerveza). Así que decidí entrar al Péndulo, pero para despistar según yo me puse a ver libros, en eso me encontré sin querer (porque no sabía ni de su existencia) un libro que había escrito David Foster Wallace sobre el infinito: “Everything and More, A compact history of infinity”. Foster Wallace me gusta mucho y el infinito empezaba a aparecerse en todas partes así que lo cogí, lo pagué, ¡ah claro! fui al baño y me fui.

Todavía no llego ni a la mitad del libro pero me fascina lo que voy leyendo, también creo que es una buena forma de volver a acercarme un poco a lo abstracto de las matemáticas ahora que voy a regresar a estudiar. En el libro, Foster Wallace trata de llevarnos de la mano por el camino para entender el concepto del infinito, algo que llevó a varios matemáticos a la locura por tratar de entenderlo. Se pregunta qué será primero, sí el hecho de tratar de entender al infinito los lleva a la locura o más bien las personas que tienen tendencia a volverse locas son las que empiezan a tratar de entender el infinito. El huevo o la gallina.

Según como vaya avanzando espero poder ir compartiendo más al respecto. Pero por lo pronto solo los dejo con la Paradoja de Zeno, que me dejó pensando un rato y me gusta.

Suponiendo que quieres cruzar la calle, ¿Cómo llegar de A a B?


  1. Para poder cruzar el intervalo que va de A a B, primero tienes que llegar a la mitad, y para llegar a la mitad debes de llegas a la mitad de la mitad y dicho matemáticamente debes de recorrer todos los subintervalos AB/2^n dónde n=1, 2, 3,…
  2. Claramente hay un número infinito de dichos intervalos.
  3. Es imposible cruzar un número infinito de intervalos en un intervalo de tiempo finito.
  4. Por lo tanto es imposible cruzar de A a B.

¡Pero si todos hemos logrado cruzar la calle!

Al final, resulta que en algunos casos la suma de una serie infinita converge a un número finito, en este caso se trata de la suma de una serie geométrica que simplemente converge a 1. Tengo que seguir estudiando, pronto escribo más.

Cantor se volvió loco tratando de entender el concepto del infinito, en cambio Buzz Lightyear no solo sabe como llegar si no que él va más allá.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Sobre tener un plan.

En febrero recibí la carta de aceptación a la maestría, desde mayo empecé a avisar en el trabajo que me iba, desde junio ya tengo donde voy a vivir. En julio finalmente le dije al jefe jefe. Es algo que llevaba planeando mucho tiempo, desde que empecé a trabajar (hace 3 años y medio) religiosamente ahorré la mitad de mi sueldo “para la maestría” todavía no sabía exactamente dónde o de qué , pero sabía que quería irme, Londres y Nueva York siempre fueron mis primeros lugares. Y así pasó el tiempo, 3 años que han sido un remolino (o más bien un sube y baja o yo que sé), tres años en los que me he perdido, escondido y encontrado, y ahora sí llegó la hora de irme.

Toda la primera mitad del año, y a lo mejor un poco más me dediqué de decir que ya me iba, se convirtió en parte de mi tarjeta de presentación, “Hola soy Jimena, en __ meses me voy a Essex”. Pero también fue justo a partir de que sabía que me iba que empecé a disfrutar muchísimo todo, dejé de perderme cosas y empecé a hacer lo que se me daba la gana.

Hace dos semanas regresé de Alaska, unas vacaciones en las que me dediqué a contemplar al mar mientras escuchaba ese disco de Bon Iver que me hipnotizó. Y fue ahí en medio del mar rumbo al lugar más lejano al que yo había llegado (pensando de sur a norte) que me “cayó el veinte”, me iba, esa cuenta regresiva que traía prendida desde hace tanto tiempo finalmente se empezaba a acercar al limite. Cuando regresara el tiempo ya no se iba a poder contar en meses, tenía que cambiar mi unidad de medición, pasar a los días y decidí apagar el reloj dejar de ver el calendario, a veces solo de reojo para que no se me vaya a pasar nada.

Se terminó mi Moleskine (además) que me acompaño en todas estas pato-aventuras, y ahora que saqué la nueva que llevaba al menos más de un año guardada empezada a ser usada, lo primero que iba a ser era una lista de cosas por hacer, cosas por no olvidar (la mayoría no son divertidas pero no quiero que se me olvide):

- Cancelar tarjeta.

- Cambiar de cuenta

- Revisar seguro del coche

- Tintorería

- Ir al dentista

- Tomar fotos

- Fiesta de despedida

- Hacerme el tatuaje

- Cambiar de plan


Aquí se termina mi plan. Estoy emocionada.

Fue un buen fin de semana, comí mucho, dormí más, hablé con trabajos y bailé un poco.


domingo, 14 de agosto de 2011

The Bistromathic Drive

The Bistromathic Drive is a wonderful new method of crossing vast interstellar distances without all that dangerous mucking about with improbability factors.

Bistromathics itself is simply a revolutionary new way of understanding the behavior of numbers. Just as Einstein observed that time was not an absolute but dependent on the observer’s movement in space, and that space was not an absolute, but dependent on the observer’s movement in time, so it is now realized that numbers are not absolute, but dependent on the observer’s movement on restaurants.

El caso es que el tiempo es relativo, el espacio el relativo y lo números no son absolutos.

Terminé de leer Life, the universe and Everything, de Douglas Adams (quien bautizó mi blog) , el tercer libro de la trilogía en cinco partes del Autoestopista Galáctico. Una mezcla, entre ciencia ficción, matemáticas, viajes espaciales y salvar el mundo. En este libro hablan más sobre la idea de viajar en el tiempo y las consecuencias de esto, de cómo se va alterando la historia con estos ir y venir de personas cambiando eventos a su capricho.

Habla también de probabilidad, o improbabilidiad como le llama él y de cómo la vida (o tu historia, lo que sea) va siendo una serie de eventos improbables acumulados, sobre los cuales no tienes el control absoluto. En el caso del libro, estos eventos consisten en encuentros con marcianos, salvar el universo de una raza que quiere acabar con todos, una explosión en pleno partido de cricket y todo ese tipo de cosas fantásticas. Pero (y ya lo había escrito antes en alguna otra entrada por ahí) aunque parezcan sucesos simples a mi no deja de impresionarme el poco control que tenemos sobre nuestro “destino” o futuro o como le quieran llamar. Según tú vas planeando tu vida, tomas decisiones, planeas proyectos, te pones metas, pero son esos pequeños detalles sobre los que no tienes control los que te van llevando por los caminos más divertidos. Sales norteada (que yo siempre he creído que sería mejor desnorteada) del metro, cruzas una calle, te encuentras a alguien, no tienes idea de lo que va a pasar. Me gusta.

Así que ante tal incertidumbre y aceptando que por más que quieras controlarlo todo, ninguna fórmula matemática te va a ayudar a lograrlo, (y que no se ha descubierto ni la teletransportación ni la posibilidad de viajar en el tiempo) no nos queda más remedio que ir disfrutando lo que se te va apareciendo.

Qué bueno que tuvimos tiempo. Eso es todo. Si algún día tengo un restaurante se va a llamar The Bistromathic Drive.

Aquí les dejo unas de las frases que me gustaron mientras lo estaba leyendo:

…as he emerged from the cave he called home until he could think of a better name for it or find a better cave.

After all, we can only die once.

Just think about it, your history is just a series of freakishly improbable events. And I know an improbable event when I see one.

There is an art, it says, or rather a knack of flying. The knack lies in learning how to throw yourself at the ground and miss.


-“I don’t like this wine very much”, said Arthur sniffing it.

-“Well, send it back. It’s all part of the mathematics of it.”

Arthur did so. He didn’t like the topography of the waiter’s smile, but he’d never liked graphs anyway.

viernes, 5 de agosto de 2011

Lavado de Cerebro


A veces soy muy distraída, otras no pienso mucho las cosas, y cuando veo algo que me gusta no lo pienso dos veces y lo compro.


A finales de 2008 leí Hardboiled Wonderland and The End of the World, de Murakami (sí Murakami de nuevo lo siento, prometo no escribir mucho más de él pero esto me gustó) me lo había prestado L, en inglés. La verdad, creo que lo leí un poco al aventón y en una etapa en la que empezaba a cansarme de los enredos de mundos imaginarios de Murakami. Se trataba de un par de historias paralelas, una en “el fin del mundo” que consistía en una extraña ciudad amurallada en donde el protagonista pierde su sombra y poco a poco los recuerdos, la otra en el “despiadado país de las Maravillas”, que parece ser Tokio en el futuro, en donde él trabaja en una misteriosa organización obsesionada por el control de la información, manipulando la conciencia y la mente. Y todo esto llenos de unicornios, viajes entre mundos y criaturas extrañas.

Casi un año después un día en el FCE de repente vi un “nuevo” libro de Murakami en Tusquets, se llamaba nada más y nada menos que “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” , no estoy segura de haber leído el título o al menos haberlo reflexionado. Pues cuando lo vi no lo pensé dos veces y lo compré, lo abrí llegando a mi departamento y fue hasta ahí cuando me cayó el veinte de lo que acababa de hacer, ya lo había leído. Además se llamaba exactamente igual, estaba traducido literalmente (no como suelen hacerlo los traductores de películas). En fin lo guardé un rato y un día se lo regalé a G. Y ahí terminó la historia, me di cuenta de que tenía que descansar de Murakami o leer con más atención.

Fue hasta hace poco que gracias a alguien descubrí está cita que me llamo mucho la atención, y era nada más y nada menos que de ese libro.

“Tal como suponía, fue una larga sesión de trabajo. La ordenación de los valores numéricos fue, en si, una tarea relativamente sencilla, pero dado el alto número de variables, el cálculo requirió más tiempo del esperado. Introduje los valores numéricos resultantes en el hemisferio derecho del cerebro y, tras codificarlos y convertirlos en valores totalmente diferentes, los pasé al hemisferio izquierdo, extraje de este unos valores completamente distintos y los imprimí en papel. En eso consiste el lavado de cerebro, expresado en una manera muy simple…las cifras convertidas varían según el calculador…”

Yo no estoy segura si realmente uso los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro por separado o no. Ni tampoco cual uso más. Crecí con una mamá psicóloga así que me han hecho todo tipo de esos exámenes de personalidad y habilidades. Creo que ya pasé por todas las figuras, conforme he ido creciendo la balanza entre el hemisferio derecho y el izquierdo se ha ido moviendo. Primero era cuadrado, después me convertí en triangulo y lo último que recuerdo que me salió fue estrella, lo hice hace mucho no se que sea ahora.

En teoría el hemisferio izquierdo es el que es capaz de reconocer letras, formar palabras, las matemáticas y la lógica. En general, procesa la información usando el análisis, que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y examinando estas una por una. Mientras que la forma de procesar información en el derecho es muy distinta. Se dice que es un hemisferio integrador, especializado en sensaciones, sentimientos y habilidades especiales; como visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales.

Yo estudié matemáticas, no sé bien porqué, me gustan, las entiendo y (aunque suene ridículo) cuando veo una demostración o descubro como funciona algo, son capaces (las matemáticas) de sacarme una sonrisa y emocionarme así como cuando leo algo que me gusta o escucho esa canción. Así que creo que mi cerebro funciona con una mezcla extraña entre los dos lados, el mío y el de la mayoría supongo.