domingo, 23 de octubre de 2011

A mi me gusta andar de pelo suelto.

Aunque sea obvio, esta entrada está especialmente dedicada con mucho cariño a mi papá.

Desde que era niña me acuerdo que me llamaba la atención que mi papá siempre se secara el pelo después de bañar, yo no lo hacía porque me daba flojera y siempre me hacía la cola de caballo con el pelo empapado. Para mi secarse el pelo con una secadora era equivalente a algo que solo se hacía en alguna ocasión especial, como cuando me cortaban el pelo o me iba a una fiesta. El escuchar la secadora de pelo de mi papá (puntualmente) todas las mañanas, se volvió parte clave de mis días, a veces solo para saber que ya estaba despierto, otras para saber que me quedaban 5 minutos más en la cama y una que otra vez me salvó de no llegar tarde al trabajo.

Cuando mi papá tenía mi edad (más o menos) se vino unos meses a Londres a estudiar, creo a lo mejor una de las razones por las que yo tenía tantas ganas de venirme a estudiar/vivir/trabajar o lo que fuera acá, era por todas las anécdotas y cosas que nos contaba. Los lugares que visitaba, la música, el clima (y el mal clima), el llegar con todo tu equipaje y tener que cargarlo dos cuadras, las costumbre de los ingles con los que convivía, etc. Creo que fue cuando llegó a Londres, que la señora que le rentaba el cuarto le dio una secadora de pelo, para que no saliera con el pelo mojado al frío. Pues las costumbres siguen siendo las mismas, uno de mis compañeros de Flat, es un típico Londinense, tiene el pelo muy corto pero lo primero que vi cuando me asomé a su escritorio es que tenía una secadora de pelo que acababa de usar.

Desde hace un mas o menos dos años, mi look es andar de pelo suelto, tengo suerte porque soy extremadamente lacia, así que puedo salir en las mañanas con el pelo empapado y conforme va pasando el día después de un par de horas está completamente seco y lacio, sin tener que hacer nada. A pesar de que aquí empezaba a hacer un poco más de frío, yo seguía saliendo con mi pelo mojado como si nada, prefería esos 5 minutos más en la cama o el poder desayunar mi cereal en mi cuarto antes de irme. La semana pasada, uno de mis compañeros de clase no se decidía si iba ir al gimnasio después, porque se quería bañar, pero quería saber si había secadora de pelo, no puede evitar sorprenderme y reírme un poco, ya que tiene el pelo con un corte casi estilo militar que si acaso llega al medio centímetro de largo pero en fin. Ahí fue cuando me dí cuenta que era indispensable el uso de la secadora si no quería acabar aquí con pulmonía.

Ahora yo también me seco el pelo.



Te quiero Pa.

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