sábado, 31 de diciembre de 2011

Cosas que pasan si estás vivo.


Empecé enero queriendo escribir, tratando de buscar eso que se moviera dentro de mi y que de pronto me hiciera ver las cosas diferentes. Quería irme, ya no quería estar aquí, soñaba con estar en Londres, el mes se me fue llenando aplicaciones, escribiendo ensayos, persiguiendo a profesores por cartas de recomendación. A finales del mes solo quedaba esperar.

Creo que fue en febrero cuando empezó a cambiar todo, yo cada vez me sentía más despierta. Llegó el correo, me aceptaron, pasara lo que pasara me iba a ir. Tomé mi primera foto con Instagram, que a lo mejor para muchos podrá ser solo una red fresa en la que tomas fotos pero yo descubría a todo un mundo de personas increíbles con las que ahora comparto lo que veo todos los días. Siempre me ha gustado tomar fotos de mis pies, y descubrí que no soy la única loquita. Después de dos años de vivir en mi departamento en Amores, un día por equivocarnos de piso en el elevador me encontré a A, éramos vecinos y nunca nos habíamos encontrado, a partir de entonces junto con S han sido una gran compañía en mis aventuras. Terminé el mes en Madrid, pasando una de las vacaciones mas ricas que he tenido.

Marzo termina con mi cumpleaños y con una carne asada en mi casa con la que desquité todos mis cumpleaños fallidos. Llena de amigos de todos lados, no saben lo feliz que fui. Gracias por haber estado ahí. Finalmente compré mis sillas Acapulco, compañeras de vario desayunos y tardes de sake. Conocí a P y reconocí a S y J, las mejores compañeras para brincar al ritmo de los Chemical Brothers y Ariel Pink.

El 2011 seguía poniéndose mejor, y en abril finalmente fui a Coachella con C y sus amigos que terminaron siendo mis amigos. Teníamos al chef, al chofer, a la guía, al que llevaba el mezcal y a los que nada más bailábamos. Después el viaje a la Sierra gorda, el madrugar para ver a unas cuantas guacamayas.

Y así pasaron Mayo, Junio y Julio me dediqué a disfrutar el DF, ir a conciertos con amigos, los martes en el Felix como si fuera viernes, visitar los museos, correr, ir a yoga, leer en mi balcón (que se convirtió en mi lugar favorito después de la adquisición de las sillas Acapulco), tomar fotos empezó a divertirme cada vez más. (A todo esto seguía trabajando, pero el trabajo pasó a ser un segundo plano, yo solo contaba los días para irme ya había estado ahí lo suficiente).

A finales de Julio lo que parecía una simple ida por un té, café, cerveza o mezcal se convirtió en una combinación de todos los anteriores y fueron un par de meses muy ricos y divertidos. Y fue ahí cuando dejé de contar el tiempo que faltaba para irme, estaba bien aquí, aunque no dejaba de emocionarme la idea de todo lo nuevo que me esperaba, en UK y con la maestría.

Llegó el tan esperado ( y luego no tan esperado) octubre, mi despedida, muchos amigos viejos y nuevos, de todos lados, por momentos sentía que no quería irme, pero al final me subí en el avión con una sonrisota. Lo que pasó después creo que ya he escrito un poco más a detalle en los últimos meses así que por lo pronto aquí me quedo, voy a dormir un rato antes de que se termine el año.

No sé si lo logre transmitir en lo que escribo, pero el 2011 fue un año especialmente especial para mi, lo disfrute enormemente. Hice muchos nuevos amigos y me reencontré con otros. Compartí viajes, paseos, comidas, cenas, fotos, y pies. Encontré la forma de cómo hacer mis matemáticas y finanzas más divertidas. Estoy estudiando mi maestría y tengo a Londres a 45 minutos. Gracias a todos los que me han acompañado.

Finalmente no abrí Infinite Jest de David Foster Wallace, pero supongo que ese lo tendré que dejar para cuando deje de moverme, para cuando ya sepa en donde me voy a quedar, porque ese no es un libro de bolsillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario