Finalmente salieron los sapos, desde que llegué esperaba con miedo el día
en que me los empezara a encontrar en el camino, pues aquí llueve todo el
tiempo y vivo a lado de un rio y cruzo una especie de pantano todos los días
para ir a la universidad. Así es, le
tengo fobia a los sapos y ranas, no me importa que se me atraviese una rata
enorme en el camino, o encontrarme una tarántula en la esquina de mi closet…pero
no me pregunten como corro si veo aunque sea una ranita. Y ya hubiera querido
yo que solo fueran ranas las que hay por aquí, el otro día en la noche después
de tomar algo en el bar de la universidad con A y N, veníamos regresando por el
camino de siempre pero ahora más obscuro cuando de repente empezaron a salir,
en un trayecto de menos de 200 metros, los cuatro sapos más grandes y feos que
he visto (sin contar uno que estaba en una pecera en el acuario de chicago),
obviamente no me quedé a analizarlos pero mínimo eran del tamaño de mi puño
cerrado, mínimo. Nueva regla: no
regresar caminando de noche.
Por otro lado supongo que es por esto del calor, la humedad y el rio, pero
ya no puedo dejar abierta la ventana de mi cuarto. Ayer peleé contra un mosco
que parecía salido de Jumanji y me tuve que parar en la noche a sacar una
palomilla que se había metido y logró mantenerse escondida todo el día.
Todo esto pasa mientras pierdo la noción de los días de la semana, los
lunes son exactamente igual que los domingos, pero nada los diferencia de los
viernes. Despertar, correr, yoga, desayunar, hacer tesis, a veces cocino, hacer
tesis o no hacer tesis y estar preocupada de tener que estar haciendo la tesis,
sin hacerla, ver Facebook demás y jugar a tomar fotos, de repente siempre son
las 12 de la noche, acostarme, leer un rato y dormir. Y así transcurren los
días. Ya me quedan solo dos semanas, me urge terminar antes de que me vuelva
loquita.
Mientras tanto en la universidad el torneo de frisbee está con todo, o como
ellos le llaman el “Disc Golf European Tournament”. Y eso que durante un año yo
creía que eran botes de basura aleatoriamente acomodados en los jardines del
campus eran nada más y nada menos que los “hoyos” del campo de “Disc Golf”,
todos lo juegan muy concentrados, pero desde el quinto piso de la biblioteca
todos se ven como si estuvieran en un picnic, o buscando huevos de oro.
Pero no todo es tan dramático como suena, la verdad la paso muy bien.
También a sido un verano muy divertido con muchas escapadas a Londres, comiendo
hamburguesas, cantando (gritando) y bailando (brincando) al ritmo de Blur. K
nos ha llevado a mi y a F a comer en los restaurantes más buenísimos de
Londres, cada visita es un festín.
En fin, se acabo mi descanso y regreso a trabajar, solo espero que si algún
día llaga mi tal “príncipe azul” no llegue disfrazado de sapo, porque si no
nunca lo voy a encontrar.
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